8 mar 2018



29 nov 2011

El nuevo alumnado o los nativos digitales


Cuando analizamos la realidad educativa y sus problemas nos solemos olvidar con cierta frecuencia que lo que parece lo mismo que antes ya no lo es. La inercia en la interpretación de la realidad nos lleva a ver irremediablemente las cosas que han cambiado como si no se hubiera producido tal cambio. En un época como la actual, consecuencia de la revolución digital, no nos terminamos de enterar que el cambio no ha sido gradual y que es imparable.
La ruptura que se ha producido afecta a las nuevas generaciones del alumnado convirtiéndolos en lo que se viene denominando nativos digitales. El contexto de desarrollo de estos ha tenido que ver con la presencia de todos los elementos tecnológicos que constituyen la base de la era digital. Hay datos que corroboran perfectamente que son parte de su vida cotidiana.
¿Pero qué supone todo ello en la manera de aprender de nuestros estudiantes? Lo fundamental está relacionado con la manera de procesar la información. No tiene nada que ver con la forma en que lo hacíamos las generaciones precedentes y es importante tenerlo en cuenta a la hora de enseñar y diseñar los procesos curriculares.
¿Es un disparate pensar que se está produciendo una reestructuración del cerebro de las generaciones actuales? Los estudios al respecto parecen decir lo contrario, aunque todavía no dispongamos de todas las evidencias necesarias y suficientes para afirmarlo de manera contundente. Pero, hay algo que si se puede adelantar sin duda alguna: tienen una manera singular de procesar la información que los hace diferentes.
Si bien en las instituciones educativas el desencuentro entre el alumnado nativo digital y el profesorado reacio a los cambios tecnológicos es lo más grave, no deja de ser importante en el caso de los incorporados al uso de las TIC como inmigrantes digitales. La diferencia entre unos y otros es obvia y la podemos observar en el uso de las tecnologías digitales, todo ello suficientemente abordado en muy diversos estudios de expertos acerca del comportamiento de esta nueva generación.
Los nativos digitales se caracterizan por lo lúdico, la dispersión aparente en tareas simultáneas, utilizan el hipertexto, son expertos en vivir conectados, etc. Por el contrario, el profesorado que ha optado por el uso de las TIC como recurso didáctico, en su condición de inmigrantes digitales se muestra en la interacción con estos medios con muchas menos habilidades que el alumnado. Además, algunos no terminan de ver con buenos ojos todo aquello que define el perfil de los nuevos estudiantes. En este sentido, determinadas prácticas como puede ser la multitarea lo consideran una perdida de tiempo en cuanto a la adquisición efectiva de los aprendizajes, e incluso como hiperactividad. O bien, el acento lúdico en determinadas acciones de sus alumnos y alumnas agota su paciencia. Podríamos señalar muchos detalles en este sentido, pero es suficiente con lo visto para resaltar el problema de fondo: cómo conciliar al profesorado inmigrante digital con el alumnado nativo digital. Ese es el dilema que tenemos que resolver.
Las claves tienen que ver como señala Marc Prensky con el cambio de la metodología y el contenido. Respecto a lo primero señala que “hay que comunicarse con la lengua y el estilo de los alumnos”, lo que no quiere decir “cambiar el significado de lo que es importante, o de las habilidades del buen pensamiento”. Es más bien, cambiar hacia una dinámica más ágil, “procesar en paralelo y la multi-tarea”, “los gráficos antes que el texto”,  “el acceso aleatorio (como el hipertexto)”, “los juegos al trabajo serio", “las recompensas frecuentes”, “conectados permanentemente”, etc. Es decir, una metodología con velocidad TIC.
En cuanto a los contenidos se trata sobre todo de saber combinar los contenidos heredados con los nuevos lenguajes. Y eso asusta al profesorado. ¿Cómo enseñar con juegos de ordenador cosas serias como los idiomas, las matemáticas, la sociología, etc.? Como explica Prensky es más difícil “aprender nuevas maneras de hacer las cosas viejas” que “aprender cosas nuevas”.  El problema principal está en cómo se enseñen.

29 jul 2011

¿La práctica virtual y sus efectos nos perjudican?

¿Se considera usted un friki o un geek, que sufre por ello el aislamiento de sus semejantes? Probablemente todos los que estamos metidos de lleno en el mundo de la Red responderemos taxativamente que no. Pero… ¿estamos en lo cierto? Veamos algunas cuestiones al respecto. Es cierto que se puede producir un efecto de encierro tecnológico on-line en aquellas personas que tienden a vivir subyugados por ello, apartándose de la sociedad de la que forman parte y recluyéndose en el mundo virtual. Pero, también, es igualmente cierto que Internet ha propiciado las comunidades virtuales o redes sociales. En la primera de las dos situaciones el individuo se somete a una dinámica que le lleva a encontrar todo aquello que es fundamental para su vida en el mundo virtual, pero desde una perspectiva individualista asumida selectivamente. Visto de esta manera, el aislamiento social está servido al romperse progresivamente la interacción real con los demás. Aunque, por otra parte, en esa realidad virtual emergen importantes posibilidades de comunicación e información sin las limitaciones provenientes de la interdependencia espacio-temporal, así como la eliminación de toda barrera entre lo que es real y cotidiano y aquello que no lo es. Además, debemos tener en cuenta que Internet propicia la comunicación al ser una experiencia compartida con otras personas. Esta nueva práctica social espontánea, motivada por diversas perspectivas y múltiples intereses –ocio, inquietudes, preocupaciones, necesidades,…-, ha generado importantes comunidades virtuales que empiezan a tener un importante peso en las transformaciones sociales, políticas, culturales, etc. del mundo real y en las interacciones que en éste se producen. Esta realidad refleja nuevas maneras de existencia y participación social dando lugar a conceptos como la cibercultura, la ciberciudadanía, las redes sociales, etc.
Llegados a este punto nos replanteamos de nuevo la pregunta del presunto aislamiento de los individuos producido por la tecnología on-line. ¿Se produce realmente o es una sensación fruto de un desconocimiento de este hecho y sus implicaciones en la realidad cotidiana? Pienso que todo es fruto de una imaginación algo asustada de algo que no termina de comprender, pero que poco a poco va mostrando en la práctica de la vida real de las personas lo contrario de lo que se piensa en determinados casos sobre sus hipotéticos efectos perjudiciales, catalizando procesos socializadores indiscutibles para mejorar la convivencia, la integración y el progreso sostenible de la sociedad gracias a su versátil y potente forma de comunicación.

30 may 2011

Integrar las TIC en los centros educativos: resistencias y posibilidades

La educación tiene que cambiar. De hecho, como afirma la psicóloga social y bloguera Dolors Reig, la educación siempre está en crisis. Pero, en la actualidad la irrupción de las TIC hace que la distancia tradicional de la escuela y la sociedad se produzca con mayor rapidez y se haga cada vez más grande. Esto da lugar al agravamiento de la crisis de la institución escolar. Pero, también es evidente que, a pesar del concepto de nativos digitales que se aplica a las generaciones que han nacido y se desarrollan en la era digital, el conocimiento al respecto no es innato. Por tanto, al no poderlo aprender por si solos hay que enseñarles a aprenderlo. Y debe ser la escuela la encargada principal de conseguirlo.
Pero, para que este papel sea protagonizado por la escuela lo que está claro es que ésta tiene que asumir que hoy se aprende de otra forma y, por tanto, debe enseñar en sintonía con ello. También es cierto que aún pesa mucho la resistencia proveniente de la tradición, de la costumbre, de la herencia, tanto en los enseñantes como en el alumnado. Por lo general, resulta más habitual transmitir, preguntar, etc., por parte del enseñante que orientar, apoyar, proporcionar recursos para reflexionar, motivar de forma efectiva, etc. Y, en el alumnado es más cómodo escuchar, memorizar, realizar tareas mecánicas, etc. que indagar, procesar la información, actuar, etc. Son prácticas que obstaculizan el cambio necesario en la manera de aprender y enseñar.
En el caso de las TIC, el alumnado debe ser proactivo, es decir, debe aprender a hacerlo, no puede adquirir el conocimiento y las destrezas digitales contándoselo simplemente como sucede cuando utilizamos dichos medios basándonos en estrategias de transmisión. Por tanto, el alumnado debe “aprender a hacer” para poder adquirir la competencia y adaptación digital de manera eficaz. Al mismo tiempo, el profesorado debe desarrollar las habilidades pedagógicas para la integración adecuada de las  TIC en el aula desde una perspectiva constructivista.
Las TIC permiten practicar sin limitaciones los ideales pedagógicos tradicionales como son la enseñanza centrada en el alumno, la responsabilidad, la comunicación, la creatividad, compartir, etc.  Los procesos de enseñanza y aprendizaje basados en este enfoque se centran en la búsqueda y el procesamiento de la información, así como en compartir lo aprendido.
Es indudable que las redes sociales y las Wikis favorecen la construcción del conocimiento de manera colectiva y motivan para la lectoescritura. Los blogs son otra herramienta útil para el trabajo colaborativo, a la vez que favorecen la autonomía personal y la autoestima por medio del reconocimiento social de los alumnos y alumnas. Las Webquest facilitan el trabajo de indagación. Por último, las TIC en general permiten abrir la escuela a la sociedad que la rodea y conectar con el cambio cultural que está emergiendo.
Ahora bien, la escuela debe cambiar su cultura pedagógica y organizativa. Esto supone un proceso lento y que no depende de nadie en concreto, es una responsabilidad de toda la sociedad. Es necesaria una reflexión colectiva para diagnosticar y analizar el estado de la cuestión, identificar los recursos y diseñar las estrategias para construir el nuevo modelo pedagógico que necesita la escuela del Siglo XXI.